Sin duda es la marca más conocida de relojes del mundo. Sus diseños son los más reconocibles y también los más imitados. Además, son relojes que se devaluan muy poco en el mercado, y en modelos concretos, pueden estar muy cotizados en el mercado de ocasión y llegar a duplicar su valor en poco más de diez años. Pero, ¿qué tiene un Rolex que no tenga otro reloj?
Para empezar, todos los relojes de acero se fabrican del tipo 316L, todos menos los Rolex. Desde los años 80 en adelante, la marca suiza utiliza acero 904L, un acero tres veces más caro, mucho más difícil de modelar y también mucho más resistente a la corrosión.
Es una marca suiza 100% manufactura. ¿Eso qué quiere decir? Que todo el reloj, desde la correa hasta el último tornillo, ha sido diseñado, fabricado y montado en una fábrica de Rolex. Parece simple pero no lo es en absoluto. Si repasamos con lupa todos los componentes de los relojes suizos, incluso los de mayor renombre como Tag Heuer o Breitling por mencionar algunos, no lo son, encargan muchos de sus componentes a otras fábricas. Eso no pasa en Rolex, todos sus componentes son propios.
Todos los relojes de su colección, exceptuando la gama Cellini, son herméticos al menos hasta los 100m de profundidad. Con un Rolex podemos ir a una boda o a la piscina con total tranquilidad. Y es que fueron ellos los que diseñaron e inventaron el reloj sumergible. Su diseño patentado de caja "Oyster" fue el primer reloj resistente al agua del mercado y con el que se ganaron la fama de relojes duros y fiables.
Sus agujas e índices no se pondrán feas con el paso del tiempo, ya que, aunque en la mayoría de relojes se fabriquen en acero o latón, en Rolex las hacen de oro, incluso en los modelos de acero, que son de oro blanco. Materiales nobles que garantizan que estarán como el primer día durante muchos años.
Sus mecanismos automáticos se han ganado a pulso la fama de precisos y robustos. Y es que cuando te dicen que un Rolex es para toda la vida es cierto, no tienes ni que cambiarle la pila porque son relojes mecánicos: utilizan en todos sus modelos una maquinaria que se carga con el movimiento natural del brazo. Así que si te enseñan un Rolex en el que el segundero no avanza a 8 saltos por segundo, no es original.
Son un valor seguro. Nunca han bajado de precio, todo lo contrario, es raro el año en el que sus tarifas de precio no suban, y eso asegura un valor alto de reventa en caso de necesidad.
Un Rolex es el regalo perfecto. Sea hombre o mujer quien lo reciba, un relojazo de este nivel le gustaría a cualquiera, incluso si ya tienen uno.
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