Tradición y modernidad se dan la mano en la última novedad de la gama Oyster. El Sea-Dweller es la respuesta de Rolex a los fans más tradicionales que criticaban el diseño de los modelos recientes.
El Sea-Dweller respeta todos los detalles que convirtieron en leyenda al modelo del año 67, presentando una estanqueidad de 4.000 pies (1.220 metros) en una caja de acero de 40 mm, con válvula de helio automática a las 6, caja con asas estrechas clásicas y fechador sin lupa. Por supuesto, también encontramos las novedades de la gama deportiva de Rolex: bisel cerámico Cerachrom, lumen de larga duración Chromalight, espiral paramagnética y brazalete con cierre macizo con extensión Glidelock. A nivel mecánico no hay ninguna novedad, manteniendo el calibre 3135 manufactura con certificado COSC que ya montan el Submariner o el Datejust.
El dial, al contrario que en el Submariner, es satinado. Los índices y agujas están fabricados en oro blanco. Exceptuando la fecha, que por la ausencia de la lupa puede resultar pequeña, el dial es muy legible. La caja es bastante gruesa, pero resulta un modelo muy cómodo, con un peso agradable y mucha presencia en la muñeca aunque da la impresión de que es más pequeño que el Submariner por tener las asas más cortas y estrechas.
Sin duda ha sido toda una sorpresa. Cuando los fans ya habían tirado la toalla y asimilaban las nuevas cajas con asas gruesas, Rolex reedita uno de sus divers más míticos manteniendo el diseño clásico pero con toda la tecnología de los últimos modelos. Por precio, tamaño y características se sitúa en la gama de los divers entre el Submariner Date y el Deep Sea. Estará disponible en los Concesionarios Oficiales a lo largo de este año a un precio cercano a los 9.000 euros.
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